martes, febrero 17, 2009

El cruce de peatones surrealista


Madrid, ciudad surrealista. Atocha, fracaso de una estación.

La estación de Atocha, remodelada (o reconstruida más bien) por allá por el año 1992 por el arquitecto español Rafael Moneo, es un ejemplo claro de cómo la ciudad es, muchas veces, más importante que los edificios, y de cómo éstos no pueden diseñarse de espaldas a ella.

Nada en Atocha hoy funciona como se diseñó. De hecho, anuncian la enésima reforma. Donde se planteo un centro comercial, hay oficinas languideciendo. Lo que iba a ser un pasillo de comunicación entre las estaciones de Cercanías y la de Alta Velocidad es ahora un centro comercial. Las taquillas han cambiado de localización tres veces. Y lo que iba a ser una plaza, un bonito foro de convivencia en la fachada del antiguo edificio de la MZA, hoy es un parking VIP, lo que no deja de mostrar la vocación de una ciudad como Madrid, sustrayendo un espacio público de todos para el estacionamiento de los lujosos coches de unos pocos… Madrid, Madrid.

En ese parking surrealista en que se a convertido lo en otro momento debió ser una plaza, un no menos surrealista paso de peatones nos lleva contra un muro. Triste metáfora de la estación cuyas buenas intenciones de diseño se estrellaron contra el muro de la realidad.

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