domingo, julio 04, 2010

EE.UU. (VII): Lake Tahoe

Lento pero seguro, ya casi acabo las crónicas del viaje a EE.UU. Tras Reno, nos subimos a la sierra para ver el lago Tahoe, complemento del lago pirámide. De hecho las aguas de uno acaban en el otro. Curioso pasar en pocos, muy pocos kilómetros, del desierto a la montaña y la nieve.

El lago Tahoe es un lago en altura, enorme, espectacular, rodeado de montañas que en mayo todavía conservaban bastante nieve. Como se ve, el agua cristalina, el paisaje increíble, la naturaleza...

El lago tiene una carretera que la rodea. En la carretera miradores, centros de interpretación. Arriba uno, con explicaciones interesantes para los turistas e incluso una hucha para hacer donativos. En España, estaría todo grafiteado, vandalizado por animales de bellota. En cuestión de civismo, mucho que aprender de los americanos.

Alrededor del lago Tahoe, hay playas, chalets, una zona de casinos en el lado de Nevada, donde el efecto frontera de las leyes sobre el juego se dejan ver en el territorio.

La Scenic byway que rodea el lago es espectacular, muy fotogénica, como casi todo en América.

Una vez recorrido todo el lago, vistas unas cascadas, hecho trekking por un microsendero , y un picnic en un pantalán, nos dirigimos a Truckee, conocido pueblo fronterizo en el ferrocarril. Truckee conserva un centro un poco como en el tiempo del oeste, y por allí encontramos esta curiosa bici con motor de explosión.

También en Truckee una gasolinera restaurada como en los años 30. De hecho por allí pasa una carretera histórica, por la que salimos por una zona de estaciones de esquí.

La vieja carretera pasa junto a otro lago más pequeño, y sube sube hacia un puerto que hoy no tiene tráfico ya que el tráfico de paso utiliza la Interstate. Las vistas, entre la nieve, impresionantes.

En la carretera, un curioso puente en arco de hormigón en curva de los años treinta, perfectametne mantenido y puesto en valor mediante un mirador. En cuestión de carreteras, también tenemos que aprender de los yankees.

Desde allí nos despedimos de la montaña, y con el cruise control en 65 mph nos pegamos una palizilla de coche para llegar de regreso a Berkeley. Corta escapada, pero bien aprovechada.

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