sábado, enero 19, 2013

Los Miserables


Aunque tenía mis reparos, fuimos a ver Los Miserables, gracias a esas sesiones de los jueves al cine, y a que hay que superar nuestros prejuicios. Los Miserables es un musical, eso quiere decir que están todo el rato cantando. Los críticos se quejan de la cámara, un poco mareante a veces y que dificulta seguir las acciones porque uno no sabe donde mirar, por culpa de unos grandes angulares un poco grandes. No les falta razón. También critican los primeros planos, aunque a mi si me gustaron. Los actores metidos a cantantes lo hacen bien (aunque Rusell Crowe patina un poco), los cantantes metidos a actores mejor.

Ahora bien, los verdaderamente miserables han sido los distribuidores de la película España, doblando las cuatro frases no cantadas de la película. Cada vez que aparecía una de estas frase en castellano, el cerebro del espectador recibía una miserable bofetada. Supongo que será por aumentar la recaudación, por el público español o por lo que sea, pero deberíamos ser más respetuosos con el trabajo de los artistas. El doblaje debería ser considerado como un delito contra la propiedad intelectual. También me patinó el encuadre  de la película, posiblemente un fallo de la infraestructura de la sala, porque te pasas toda la película echando de menos un palmo más de pantalla en la parte superior, con todos los actores de coronilla cortada cantando sin parar.

Pero la música impresiona, la ambientación es muy buena sin ser muy historicista (tiene algo de cliché y de comic, pero encaja en el concepto de musical cercano al teatro) y la historia llega a las tripas, se ve que Victor Hugo no era un advenedizo.

La peli es larga, porque cantando se tarda bastante más en decir las cosas que hablando, pero bueno, a mi me gustó y salí gratamente sorprendido de muchas cosas, entre otras, de mi mismo.

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