domingo, enero 17, 2016

Frankenstein 04155


El cine documental tiene siempre dos caras: la cinematográfica y la periodísitca. Frente al cine de ficción, donde guión y realización acaban formando la historia, aquí la historia existe, y la dirección lleva hacia su interpretación de la misma. Por eso es difícil centrarse en lo cinematográfico cuando asuntos más trascendentales llenan la pantalla.

El documental cuenta lo que parece que se sabe del accidente del ALVIA, bastante cosas que se suponen pero que tienen pinta de ser ciertas, y algunas incognitas que acaban llevandonos hacia la irresponsabilidad de los políticos, más preocupados de sí mismos y las maquinarias de sus partidos que de los ciudadanos para los que se supone que trabajan. Y lo peor de todo es que cuando se equivocan son incapaces de reconocerlo, y se apoyan en un sistema, en técnicos, en empleados en los que se diluye la responsabilidad hasta el punto de hacernos pensar de que todo lo bueno que pasa en el país es su mérito, y que todo lo malo tiene que ver con desgraciadas alineaciones de planetas fuera de nuestro sistema solar. Y entre tanto, la Tierra sigue girando.

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